Por Roy Peter Clark (Texto traducido por Paul Mena)
Escuché cuidadosamente los nueve minutos del mensaje a la nación del presidente George W. Bush del 10 de Octubre, y ahora he leído y estudiado el texto completo. A pesar de la reputación del presidente de ser un descoordinado orador, yo encontré sus puntualizaciones un modelo de claridad cívica. Quienquiera que los escribió podría enseñar a los redactores de política y negocios un par de cosas, pues lo que el país necesita ahora más que nunca son formas de periodismo que puedan explicar, explicar, explicar.
¡Oh!, ¿y mencioné “explicar”?
Lo que es claro es que las causas y soluciones a la crisis económica del país no son claras. Son densas, espinosas y tediosas, lo que es la razón por la que muchos periodistas dependen de simplificaciones tales como Main Street vs. Wall Street.
Años atrás, cuando yo quise hacer my propia redacción más clara, yo leía el trabajo de escritores muy claros. Ellos tuvieron algunas cosas en común, lo cual yo recopilé en un ensayo llamado “Making Hard Facts Easy Reading.” Mi análisis del discurso del presidente me trae a la memoria las herramientas de claridad que yo encontré más útiles:
1.) Usar oraciones más cortas para desacelerar el ritmo de información. Esto es especialmente cierto cuando las palabras están siendo recibidas por medio del oído en lugar del ojo. La mayoría de las oraciones en el discurso de Bush son simples en estructura. Y la más larga que yo pude encontrar fue de 24 palabras.
2.) El presidente expresa las más importantes ideas en las oraciones más cortas posibles. “Nosotros podemos resolver esta crisis – y lo haremos.”
3.) Cuando él quiere erigir su argumento hasta un punto alto de persuasión, él usa una serie de oraciones cortas: “El plan que estamos ejecutando es agresivo. Es el plan correcto. Tomará tiempo para que produzca su completo impacto. Es suficientemente flexible como para irlo adaptando mientras la situación cambia. Y es suficientemente grande para trabajarlo.” Si usted está contando las palabras por cada oración, son 7, 5, 9, 10, 7.
4.) Aunque hay cierto lenguaje técnico y burocrático, el presidente muestra cierto esfuerzo para explicar lenguaje especializado. Tomemos “liquidez”: “Mercados claves no están funcionando porque hay una falta de liquidez — la grasa necesaria para mantener el engranaje de nuestro sistema financiero girando. Por lo tanto, la Reserva Federal ha inyectado cientos de billones de dólares en el sistema.”
5.) Note en el último ejemplo un movimiento lógico de problema a solución, algo que ocurre por todo el discurso.
6.) Después de una introducción, el presidente ofrece, y enumera, seis “problemas que enfrentamos y los pasos que estamos tomando.”
7.) El escritor del discurso mejora la compresión al crear cohesión entre las oraciones. La estrategia más común es repetir al inicio de una oración una palabra o idea que aparece cerca del final de la oración previa, como en este caso: “La Fed se ha unido con bancos centrales en todo el mundo para coordinar un recorte en las tasas de interés. Este recorte de las tasas permitirá a los bancos pedir prestado dinero de manera más asequible …”
8.) Él usa frases que ayudan al oyente a poner más cuidadosa atención, como en este caso: “Esto es lo que las personas de Estados Unidos necesitan conocer:” y “el problema fundamental es este:” Estos son muy buenos usos de los dos puntos: hacer un anuncio o explicación.
Irónicamente, las debilidades que generalmente impiden al presidente Bush el ser un fuerte orador parecen trabajar para él aquí. Él no suena como un experto usando grandes palabras para hablar con aires de superioridad a las personas — él parece incapaz de aquello. Él suena más como un profesor de colegio de historia o economía hablando a una clase que necesita conocer y quiere aprender. Yo argumentaría que nosotros queremos que nuestro mejor periodismo explicativo haga lo mismo.
El discurso del presidente es de ninguna manera la más clara explicación de la crisis financiera que yo pueda imaginar. Pero una más clara sería más larga y tendría que incluir no solo palabras, sino también imágenes. Dado el analfabetismo económico general en el país, incluyendo el mío, incluso palabras como “capital” y “La Fed” tendrían que ser definidas. Sin embargo, si estamos dispuestos a tomar responsabilidad por lo que los ciudadanos conocemos y entendemos, vale la pena el esfuerzo.
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