Por Sally Lehrman
Cuando
reportamos sobre “hispanos” o “latinos.” de quién realmente estamos hablando? Roberto Suro piensa que los periodistas podrían no tener
una idea clara.
Suro, un
profesor de la University of Southern
California y antiguo director del Pew Hispanic Center en Washington, D.C., recomienda primero y por encima de todo, recordar
la principal característica sobre dicha población: Es diversa, dispersa,
creciente y cambiante, todo al mismo tiempo. “Esto me recuerda a mis dos hijos
cuando ellos eran adolescentes,” Suro bromeó en el foro sobre periodismo multicultural organizado por la Society of Professional Journalists en Los Ángeles semanas atrás.
Alrededor
de 12 por ciento de la población de los Estados Unidos ahora marca “hispano” en
los formularios del censo. Pero los periodistas no deberían asumir que todas
esas personas comparten el mismo origen, comodidad con el idioma español o
incluso conexión con sus países nativos, dice Suro. Los Ángeles tiene una
fuerte presencia mexicano-americana, mientras Miami tiene una larga herencia
cubana. Nueva York es casa de muchos puertorriqueños, dominicanos, y una rápidamente
creciente población de mexicanos — un buen número provienen del estado de
Puebla, de acuerdo al Hispanic Magazine. Un 25 por ciento de los
inmigrantes tiene poca conexión con su tierra ancestral, siendo influyentes en
este patrón su tiempo en los Estados Unidos, la edad a su arribo y su país de
origen.
Es una
buena ayuda el pensar sobre los hispanos a través de su generación, sugiere
Suro. Consideremos el idioma. No sorpresivamente, la primera generación de
hispanos está más cómoda conversando en español. Pero hacia la tercera generación,
el inglés es de lejos el idioma de su elección. Alrededor de la mitad de la
segunda generación de hispanos — el grupo destinado a convertirse en el
segmento de más rápido crecimiento de la población — es bilingüe.
éPara
resaltar las distinciones entre estos grupos, Suro señaló unos pocos resultados
de una encuesta de opinión del Pew Hispanic
Center efectuada a
cerca de 3.000 hispanos. Más de la mitad de hispano-parlantes estuvieron de
acuerdo en que “no hace ningún bien el hacer planes para el futuro porque tú no
tienes control sobre él”; pero solo un tercio de los bilingües y un cuarto de
quienes tienen al inglés como idioma dominante coincidieron con ello. Alrededor
del 95 por ciento de hispano-parlantes pensaron que los hijos deben vivir con
sus padres hasta que se casen, pero un poco más de la mitad de quienes hablan
inglés como su idioma dominante sintieron de esa manera. Solo el 16 por ciento
de quienes dominan el español dijeron en el sondeo que tener relaciones
sexuales entre dos adultos de un mismo sexo era aceptable, mientras el 27 por
ciento de los bilingües y el 38 por ciento cuyo idioma dominante es el inglés
estuvieron de acuerdo con ello.
Es a menudo
nuestro hábito el colocar “hispanos” en un solo grupo cuando reportamos sobre
salud, política, o cualquier otro asunto. Nuestras fuentes a menudo hacen la
misma cosa. Los datos de Suro nos fuerzan a pensar dos veces y hacer unas
cuantas preguntas más. Como él enfatizó semanas atrás: “Es peligroso el
generalizar.”
Texto traducido por Paúl Mena